Un mal perdedor que ganó
Es un día memorable para mí. Después
de cinco años, me dispongo a terminar de escribir lo que comencé hace mucho. Mi
vida ha dado un giro increíble. Concluí mis estudios hace un año en la carrera
de mi preferencia. Después de tantas discusiones con mi padre sobre lo que quería,
él cedió a dejarme estudiar lo que yo decidiera.
En mi familia también han
cambiado muchas cosas. La relación que tengo con mis padres ha mejorado. Ellos están
muy orgullosos de mí. Tienen la ilusión de que pueda empezar una familia y, en
un futuro no muy lejano, presentarles a sus nietos. Lo que ellos no saben es que
pienso casarme el próximo año. Mi vida tomó sentido gracias a una mujer que ha
estado conmigo desde que la conocí. Su nombre es Laura. Es increíble que
nuestra amistad haya perdurado por tanto tiempo. Después de dos años de
conocernos, me atreví a comenzar un noviazgo con ella. Al principio pensé que
no funcionaría, ya que siempre la vi como una amiga. Sin embargo, después de dos
años y medio, estamos a punto de casarnos.
La mayoría de mis objetivos se
han cumplido. Mi hermana se casó hace dos años. Su esposo y su hijo se mudaron
a Guadalajara por cuestiones de trabajo. A ella la extraño mucho, pero me
consuela que la veré la próxima Navidad. Entre ella y yo decidimos pagarles un
viaje en un crucero a mis padres. Ellos se lo merecen. A pesar de su forma de
educarnos, con orgullo digo que ellos son los mejores padres que pude haber
tenido. Agradezco que me hayan tratado con mano dura, ya que de no haberlo
hecho, creo que me hubiera rendido desde hace mucho.
Creo que el ser un perfecto
perdedor es imposible. Uno no puede llegar a perder en todo. El destino de repente
está de tu lado. Jamás creas que todo termina con el simple hecho de que las
cosas no te salgan como lo planeas. La vida continúa. Lo único que puede
detenerte es la muerte. Parece ilógico que te esfuerces tantos años por llegar
a ser alguien en la vida, si al final todo concluye al morir. Pero llegue a la
conclusión que el principal objetivo es dejar trascendencia. Solo somos un eslabón
más. Lo importante de todo es marcar la diferencia. Debemos romper con la
monotonía que nos presenta la sociedad. Si logras hacerlo, no morirás nunca. Dejarás
tu rastro en la vida de los demás.